PSICOTERAPIA HUMANISTA INTEGRATIVA

¿Por qué esta terapia?

Lo que más me atrajo de la Psicoterapia Humanista es la visión holística que tiene de la persona y de la terapia y su visión del ser humano como un ser capaz y en autorrealización. Así, tomamos en cuenta el cuerpo, las emociones, el pensamiento, incluso la parte más espiritual del individuo o su búsqueda de sentido y significado. Y le acompañamos a ser siempre auténtico y autorrealizarse.

Punto de partida

Desde esta terapia tomamos como punto de partida el síntoma, es decir, el sufrimiento más grande que tiene la persona y le ha llevado a buscar ayuda terapéutica. A veces nos sentimos muy tristes por una perdida sufrida, o puede que nuestra relación de pareja despierte más el dolor, enfado o miedo que el amor mutuo. A veces son dificultades en el trabajo, o con la familia, o con los otros, con nuestro hijos o incluso con nosotros mismos. Nos sentimos sin recursos para continuar y recuperar la felicidad.

El proceso

Entonces, desde este punto de partida, la terapia se convierte en un proceso que nos hace mirarnos y escucharnos a nosotros mismos, a nuestras partes. Es como ir limpiando las habitaciones de una casa: algunas están sucias, otras parecen guardar fantasmas, las hay que son feas o incómodas, pero siempre acompañado y seguro en el proceso, para ir limpiándolas, entendiéndolas, iluminarlas y convertirte, de esta manera, a ti mismo en tu mejor hogar. Un hogar seguro, cálido, con amor, luz y lleno de las personas que tú decidas que lo habiten.

El resultado

A veces ponemos nuestro bienestar y nuestra felicidad fuera de nosotros, en la familia, la pareja, el éxito, el trabajo… cuando el verdadero hogar se crea primero dentro de nosotros. Porque al final, la responsabilidad de nuestra felicidad es solo nuestra. La responsabilidad nos ofrece la libertad y el poder de decidir cómo vivir.

Si quieres te lo cuento en un cuento...

  • 1

    Naciste con una luz propia, única, aún sin forma,
    una semilla llena de potencialidad.

  • 2

    Y conociste a mamá, y conociste a papá, y te mostraron poco a poco el mundo,
    su mundo, los otros, los demás.

  • 3

    Y se fue formando en ti tu traje de Guerrero, con todo aquello que potenciaron, con todo aquello que inhibieron.
    Ese traje te decía tu papel en el mundo y cómo estar en él.

  • 4

    Y te hiciste mayor y emprendiste tu camino
    en busca de un sitio en el mundo para ti.

  • 5

    Y aparecieron retos que superaste,
    montañas que subiste, saltos para dar.

  • 6

    En una ocasión te sentiste sin recursos para continuar.
    Tu traje de guerrero era incapaz de solventar la dificultad.

  • 7

    Y apareció un niño indefenso en ti,
    asustado, o quizá triste, o puede que muy enfadado.

  • 8

    Y entonces paras, y te miras por primera vez de verdad.
    Y observas ese traje de guerrero que te dice quién eres y no te deja avanzar.

  • 9

    Y lo observas, y le dejas hablar. Quizá es un traje al que le falta cariño y atención. O uno que cree que hay que complacer siempre antes a los demás.
    O tal vez perfeccionista y exigente, o puede que uno tan duro que nadie pueda tocar la piel que hay detrás.

  • 10

    Sea como sea, te das cuenta de que ese traje esconde tu ser auténtico de verdad.
    Ni siquiera le conoces pero notas la luz y entusiasmo de ese niño único y de gran potencial.

  • 11

    Y decides, poco a poco, ir desnudándote de ese traje de guerrero tan limitado.
    Y te sorprendes viendo cómo cada parte que quitas solo trataba de ayudarte como mejor sabía. Pero entiendes que ahora ya no es suficiente para ti.

  • 12

    Y mirando ahora a ese niño entusiasmado ya sin traje, decides hacerte cargo de él
    y vestirle con lo que él realmente necesita para ser feliz.

  • 13

    Y así, ahora Desde ti,
    te reencuentras con el mundo y con los demás.

Herramientas que utilizamos: